¿Verdad que no empezarías a construir una casa por el tejado? Pues esta idea tan básica, trasladada al ámbito de la comunicación de una empresa, debe estar presente a la hora de elaborar una hoja de ruta que refleje el plan de comunicación.

A menudo en los brainstormings de las compañías es fácil que surjan ideas alocadas, originales y desordenadas. A todas ellas hay que tenerlas en cuenta, ¡faltaría más! Pero de nada sirven si no se ha creado previamente un plan estratégico que plasme los objetivos de la empresa, el target al que se dirige, qué se quiere comunicar y en qué momento hacerlo.

¿Por qué es tan importante tener un plan de comunicación?

Este trabajo previo se convierte en nuestra brújula; nuestro gran aliado para (volvemos a las metáforas de arquitectura) fijar los pilares sobre los que luego se asentarán las acciones estratégicas. Es este plan el que nos permite trazar las líneas de actuación que debemos seguir para cumplir unos objetivos. ¿Qué aporta?

  • Fortalece la estrategia empresarial.
  • Define los valores de la compañía.
  • Establece qué se quiere comunicar, cuándo, a quién y a través de qué canales.
  • Planifica los recursos.
  • Toma distancia para tener una visión global.

Un plan de comunicación puede ser tan extenso como los recursos que se tengan para dedicarle. No obstante, hay que tener en cuenta lo que, sí o sí, debe contener esta hoja de ruta:

 Análisis y diagnóstico:

DAFO: Amenazas y oportunidades | Debilidades y fortalezas

Externo:
Estudio del entorno (macroentorno y microentorno) en el que se estudien factores económicos, sociales, culturales, demográficos… Todo aquello susceptible de influir sobre la compañía.

De la competencia:
Conocimiento de quiénes son las marcas líderes en nuestro ámbito, su posicionamiento y estrategias.

Interno:
Análisis y conocimientos de las características de la empresa: Trayectoria, características diferenciales, posicionamiento en el mercado…

Estrategia de comunicación:

Externa:

  • Comunicación directa, importantísima en el B2B.
  • Comunicación relacional.
  • Medios de comunicación (publicidad y publicity).
  • Comunicación digital.

Interna: Convenciones, newsletters, intranet…

Manual de comunicación de crisis: Al que no nos gustaría tener que echar mano pero que es imprescindible tener preparado. Esencial para estar a punto por si surgen situaciones en las que la reputación de la empresa o la marca se pueda ver afectada.

Definición del público objetivo:

Tan importante es saber qué se quiere comunicar como a quién se ha de comunicar.

Plan de acciones:

Solo al tener todo lo anterior perfectamente definido y estructurado será cuando podamos definir el plan de acciones. De esta forma, todas las propuestas seguirán unos mismos objetivos.

Calendario:

Cuando ya está definido qué se quiere comunicar y a quién, viene la siguiente pregunta del millón. ¿Cuándo? Dar con los momentos estratégicos idóneos ayudará a que el plan sea lo más eficaz posible.

Presupuesto:

Para prever los gastos que implicará la estrategia. Recursos de personal, diseño, eventos, inversión… Todo debe quedar reflejado para que las sorpresas sean las mínimas posibles.

Control:

¿Se han cumplido los objetivos? Para ello deberemos definir los KPI’s o indicadores clave que serán lo que nos marcarán el ROI (retorno de inversión).